martes, 2 de julio de 2013

Jerarquía de los Angeles II parte



ANGELES

Por último, los ángeles son los que complementan el conjunto jerárquico. Ellos constituyen el grado inferior pues son los que están más cerca de los hombres y del mundo, son los que se nos manifiestan. Se representan también como simples soldados, vistiendo ligeras túnicas y pueden llevar, velas o palmas de triunfo.
También se les llama ángeles de la guarda o ángeles custodios, existen por lo menos uno para cada uno de nosotros. Ellos velan por nosotros y nos ayudan, nos protegen de las malas energías y nos hacen llegar pensamientos positivos.  Elevan nuestras oraciones hacia el Universo y nos acercan hacia la verdad.

DEMONIOS, DIABLOS Y ANGELES CAIDOS

Los Demonios son una Verdad de Fe y no una creencia primitiva. Son los ángeles que traicionaron a Dios.
Los Ángeles Caídos siguieron a Lucí fiel, "Príncipe de las Tinieblas", que lideró la perdición de todos ellos. Lucí fiel era el más bello y poderoso ángel que había en el cielo, y que iba a ser la "mano derecha" del Señor, especialmente por su poder de liderazgo.
Sin embargo, por envidia y soberbia, Lucí fiel rechazó a Dios porque creía que podía alcanzar la Felicidad Eterna prescindiendo de Él.  Entonces Dios lo desterró y le nombro LUCIFER “PRINCIPE DE LAS TINIEBLAS”.



El Castigo

Ante esta traición Dios los condenó al Fuego Eterno, lo contrario de la Felicidad Eterna. Hay que pensar que estos ángeles estaban realmente convencidos de que iban a ser felices sin Dios. Es, en el fondo, el sufrimiento y el remordimiento por lo que perdieron.
A  los seguidores de Lucifer solo les quedan dos caminos abiertos: Volver a emprender el camino hacia Dios, después de haber reconocido su error y pedido perdón por ellos mismos, o convertirse en una parte destructora del mar, que finalmente se destruirá a si misma, ya que no puede resistir la eternidad ni lo divino.
Los demonios se dedican a hacer el mal; actúan contra Dios, contra el hombre y contra el bien porque, primero, odian a Dios a quien ven en nosotros, segundo, odian a Jesucristo, que con su muerte nos salvó de ellos, y por último, nos odian y envidian porque el Señor nos destinó a ocupar el lugar que ellos perdieron en el cielo. En resumen, odian todo lo que proviene de Dios (o sea TODO) y además, lo más increíble es que, se odian entre sí.
A pesar de que Jesús nos salvó de los demonios, ellos igual pueden dañarnos. Su naturaleza sigue siendo angélica, por lo tanto son muy superiores al hombre. Tienen un conocimiento y poderes excepcionales, aparte de contar con su experiencia de siglos... y todo eso lo ocupan en sabotear el plan de Dios, es decir, se esfuerzan en impedir nuestra salvación.

El Diablo

El Diablo, el Demonio, Satanás, Lucifer, son algunos de los muchos nombres con que se denomina al jefe de los demonios, el líder de una organización jerárquica similar a la de los Ángeles buenos.

Muchas veces se tiende a pensar en el BIEN y el MAL, con sus dioses respectivos: DIOS y SATANÁS. Esto, según Julio Phillipi (demoniólogo chileno), es un grave error y, mejor dicho, una gran contradicción, importante de aclarar: Dios es uno solo y quien creó todo lo que existe. Satanás es un ángel caído de inmenso poder, pero un ángel al fin y al cabo, o sea, una criatura más de Dios.

Entonces, ¿por qué existe el mal si todo en esencia salió del bien?
Porque las criaturas de Dios fueron creadas LIBRES. Así, libremente, Lucifer se rebeló y desgraciadamente, con su poder, inteligencia y liderazgo arrastra cada día a más personas.


Los Daños

ASEDIO: es cercar al hombre, provocándole miedo.

OBSESIÓN: es atacar al hombre con injurias, daños a su cuerpo o actuando sobre sus sentidos.

POSESIÓN: es la ocupación del hombre por el dominio de sus facultades físicas.

Contra la Posesión y la Obsesión, la Iglesia usa los exorcismos.

MILAGROS APARENTES: transmisión de falsas creencias a través de magia negra, etc. Los demonios se hacen pasar por sabios muertos o por familiares fallecidos y por medio del espiritismo dicen que no hay muerte.

TENTACIÓN: es toda manipulación por la cual el Demonio -con mala voluntad- instiga a los seres humanos al pecado, para que se condenen. Esta es la forma más común y cotidiana de dañarnos. El Demonio no nos puede obligar a pecar (sería pecado de él), entonces lo que más le conviene para expresarnos su odio, es engañarnos para que libremente elijamos el mal. 

Por eso se dice que su mayor pillería es hacernos creer que no existe.

MUY IMPORTANTE

Aunque la tentación tiene un inmenso poder sobre nosotros, Dios es fiel -infinitamente bueno- y no deja que uno sea tentado más allá de sus fuerzas, o sea uno en potencia es capaz de vencer la tentación.

La idea es no olvidar la eficacia maligna, creer en ella, pero tampoco perder la confianza en Dios (como se lo conozca), que se preocupa de darnos la mayor cantidad de oportunidades posibles para que nos salvemos. Y sus Ángeles (si tenemos FE en El y en ellos) tendrán fuerza contra los demonios que nos hacen caer.

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