lunes, 2 de junio de 2014

Consejo para escuchar la voz de Dios - Estar atentos a nuestros pensamientos

juzgar a la persona que se sienta a nuestro lado en el trabajo, o que vemos en la oficina de al lado o que vive al lado de nuestro hogar.

Es natural para nosotros sentirnos enojados cuando nuestros hijos no hacen aquello que nosotros queremos que hagan, o cuando los adolescentes del barrio escuchan la música a muy alto volumen.

Estas cosas son justificables, son normales y representan aquello a lo que estamos acostumbrados. Y sin embargo, si esto es lo que estamos acostumbrados a hacer y no estamos consientes de lo que escuchamos, de lo que pensamos o percibimos, no es posible para nosotros buscar algo diferente. 

Por lo tanto, estar atentos a nuestros pensamientos no es solamente estar atento a los pensamientos que cruzan nuestra cabeza, sino que es estar atentos a la experiencia ya que, en última instancia, nuestra experiencia deriva de nuestros pensamientos. Nuestros pensamientos crean nuestra experiencia y no al revés. Aquello que pensemos será percibido y aquello que percibamos será experimentado.

Si cambiamos nuestros pensamientos, nuestra experiencia también habrá de cambiar. Por lo tanto, con el propósito de escuchar la Voz de Dios, debemos estar consientes, en primer lugar, que no la estamos escuchando y podemos volvernos consientes de que no la estamos escuchando cuando experimentamos el dolor, el sufrimiento o el juicio crítico que estamos teniendo.

Ya que sabemos que Dios es amoroso, sereno, compasivo, pleno en comprensión y gracia. Entonces, si no estamos teniendo este tipo de experiencias es que no estamos escuchando la Voz de Dios.

Una vez más, es importante detenernos durante un momento en el medio de cualquier actividades que estemos desarrollando y reconocer qué estamos experimentando.

Al principio, bien puede parecerte extraño hacer esto, bien puede ser que no lo hagas con regularidad o frecuencia, pero cuánto más practiques estar atento a tu experiencia, más podrás reconocer si te gusta la experiencia o no, si quieres seguir experimentando lo mismo u otra cosa, independientemente de si estas escuchando la Voz de Dios en ese momento o no  -  y si te dices que estás experimentando temor o dolor, frustración o enojo puedes detenerte durante un instante y decir:

Espíritu Santo, ¿cómo puedo ver esto de otra manera?
¿Cómo puedo experimentar esta situación de otra manera?
Por favor, dame una nueva manera de ver las cosas, de percibir las cosas.

Y en ese momento puedes cambiar la percepción y ver las cosas a través de los ojos del Espíritu Santo, ver las cosas con compasión y amor, con comprensión y perdón.  Pero todo esto comienza por el simple hecho de estar atentos a nuestros pensamientos, a nuestros sentimientos y a nuestra experiencia.

Por lo tanto, te entregamos ahora un último ejercicio como parte de estos diez consejos, un ejercicio para volvernos atentos de nuestra experiencia. No necesita gran cosa, no requiere que dejes de hacer lo que estés haciendo, si no simplemente reconocer qué estas experimentando y luego preguntarte si te sientes bien.

Pregúntate si quieres experimentar algo diferente y cómo sería; y si decides que quieres experimentar algo de otra manera, a pensar de que pienses de que tú tienes la razón, de que tu ira está justificada e incluso si tienes alguna resistencia, si hay una parte en ti que quiere tener paz, dicha o entendimiento o perdón cuando tú no te sientes de esa manera; ese es entonces el momento adecuado, el momento perfecto en el que puedes elegir algo diferente.

Es ése el momento en el que tienes el poder de preguntarle al Espíritu Santo que te ayude a ver las cosas de otra manera, para experimentar algo de otra manera, para comprender algo nuevo o desde una perspectiva distinta.

Inspira profundamente en ese momento y entrégate a esa pregunta, a esa alternativa y a ese poder que tienes par cambiar tus pensamientos gracias al Espíritu Santo.

Y recuerda que si lo haces, todas las cosas son posibles. Aquí es donde sucede la verdadera sanación y éste es el momento en el que tú te abres a escuchar la Voz en tu interior.

Bendiciones para ti en este proceso. Recuerda que tienes todo lo que necesitas para tener éxito.


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