sábado, 25 de octubre de 2025

SOMO LA SAL Y LA LUZ

 



Qué dicha la nuestra, la de ser considerados por el Maestro sal de la tierra y luz del mundo. Cuánta responsabilidad deposita en nuestra vida, porque Jesús no dice “tienen que ser”, sino “son”. Y lo somos porque hemos entrado a formar parte de su reino y, desde ese momento, nuestra vida se ha de asociar con Él. Sus valores han de ser los nuestros.

 

Jesús usa tres símbolos para definir nuestra identidad de seguidores suyos. Los tres tienen fuerza descriptiva de lo que es nuestra identidad cristiana.

 

Somos sal: ésta aparece como un elemento humilde en la condimentación de los alimentos. Se funde en ellos dándoles sabor. Ser auténticamente cristiano conlleva en sí un efecto real en nuestra vida de cada día, vivir desde la fe, la esperanza, el amor; conlleva ser consciente de que la fe que nos ha sido dada, la recibimos para expandirla. Para dar un tono nuevo a nuestra vida. Y esto, no desde el ruido o desde actitudes llamativas. Ser sal es dejar que la acción del espíritu por medio de nuestra acción, discreta, humilde, pero real, se expanda e impregne nuestra labor. Ha de ser como la sal. Su presencia pasa desapercibida; sólo su ausencia es notoria.

 

Somos luz: gracias a la luz podemos distinguir la realidad que nos rodea. Nos facilita desenvolvernos en ella con facilidad. Ser luz para otros es dejar que los valores de Jesús se manifiesten en nuestra vida y orienten nuestro camino. No caminamos en la noche. Seguimos a alguien que va con nosotros manifestando por dónde debemos seguir. Viviendo así, nos convertimos en luz para los otros. También facilitando a los demás el conocimiento de este Jesús que a nosotros nos motiva. Hay muchos momentos en que esto podemos llevarlo a cabo, desde nuestra relación más cercana, hasta nuestra actitud general ante la vida y los acontecimientos.

 

Una ciudad sobre un monte: otro símbolo fácil de entender. La ciudad sobre el monte está a la vista de todos. No cabe el ocultamiento. Es una referencia a la verdad y sinceridad que ha de presidir nuestra vida. Ser conscientes de que en todo momento estamos siendo observados. Nuestra vida no puede ocultarse bajo la mentira o la doble cara.

 

¿Somos realmente conscientes de que nuestra condición de cristianos es como la sal, la luz, la ciudad sobre un monte? Si no nos lo creemos, no podremos vivirlo. ¿Nos esmeramos en purificar nuestra vida para que sea realmente eso que Jesús nos ha dicho que somos? Si no lo cuidamos, la sal se volverá sosa, inservible. La luz se apagará. La ciudad será invisible para todos. No es lo que Jesús espera de ti y de mí

viernes, 24 de octubre de 2025

ORACION PARA ATRAER ABUNDANCIA EN EL HOGAR

 


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Dios Padre celestial, Dios clemente y amoroso

te ruego que bendigas con abundancia a mi familia y a mi,

sé que tu reconoces que una familia es más que solo una madre

y un padre hermana y hermano, Marido y esposa y que todos los que

creen y confían obtienen todo cuanto piden, si es para el bien

de sus almas, yo te pido, te suplico desde el fondo de mi corazón

que permitas cancelar todas mis deudas monetarias y espirituales

sé que sin tu ayuda no podré librar esta necesidad, me arrodillo ante ti

suplicante prometiendo hacer todo lo que está en mi para salir adelante

en este problema que tengo. Te envió esta oración de petición y de bendición

financiera para que vuelques tus bendiciones, no solo para mí, sino también

para la persona que lee y envía este mensaje. Es el poder del rezo unido en fe

lo que sube en petición a Ti y baja en bendición hacia nosotros vislumbrándose

en lo que pedimos, porque todo el que cree y confía en el Señor obtiene lo que pide,

porque confía en plenitud. Te agradezco de antemano tus bendiciones Padre.

Sé que mi petición ha sido escuchada para la cancelación de deudas, sé que así es

Te agradezco porque sé que me ayudas hoy y siempre.

 

Señor Jesucristo, hijo de Dios intercede por nosotros haz la cancelación y cargas

a la persona que lee, así como a mí también a quien lo comparte, te lo pedimos humildemente

postrados ante ti, confiando en tu gracia bendita. Lanza tu sabiduría divina para que yo pueda

ser un buen administrador sobre todo lo que me brindas, disuelve mis deudas financieras

por tus santas llagas te lo pido, se todo lo maravilloso y poderoso que eres y como consuelas al afligido. Permíteme de ahora en adelante andar por el camino de tu palabra, cuídame bajo tu manto

y permíteme obtener lo necesario para mí y mis seres queridos.