Colócate en una posición cómoda, cierra los ojos, y haz algunas respiraciones profundas. Imagina que estás en un lugar agradable, cómodo y seguro, como si fuera el útero donde estabas antes de nacer. Siente la paz, lo cálido, lo suave, realmente te sientes feliz, a gusto, en completa calma.
Inspira, y siente cómo te invade una cálida energía. Ahora piensa en el Arcángel Gabriel con su túnica blanca. Forma su imagen en tu mente, con la forma que tú le quieras dar, él es como tú te lo imagines, es el Ángel de la Anunciación, el Ángel de las buenas noticias, protector de la familia, las mujeres, los niños y la armonía entre semejantes. Siente como se acerca a ti hasta quedar muy, muy junto y te abraza. Siente su calor, percibe su perfume a lilas, a cascada, a nardos y flores de azahar. El está ahí para guiarte, enseñarte, acompañarte y protegerte, como siempre lo hace.
Inspira y siente la fuerza interior que te transmite su presencia. Al dejar salir el aire, desecha con él temores, inquietudes y desesperanzas. Inspira aire violeta para transmutar lo malo en bueno limpiando tu interior, retenlo unos momentos y expíralo con fuerza, hazlo tres veces más. Inspira, expira. Inspira, expira. Inspira, expira.
Ahora haz lo mismo pero con aire dorado que sanará, traerá paz, alegría y abundancia, siente como ese aire color de oro brillante llena tus células y cada uno de tus órganos, va hacia los pulmones y se mezcla con la sangre para recorrer tu cuerpo. Hazlo tres veces: Inspira, expira. Inspira, expira. Inspira, expira.
Ahora comunícate con tu ángel de la guarda, agradece tus logros y lo que tienes, haz un recuento de tus bendiciones. Dile tus más íntimos secretos, manifiéstale los pensamientos y sentimientos que tenías callados, cuéntale a tu custodio tus experiencias y pídele que traiga a todos los ángeles y arcángeles que hagan falta para solucionar tus problemas actuales.
Dile a tu Ángel y al Arcángel Gabriel, qué es lo que deseas para este año que comienza y para el resto de tu vida. Son tus planes y proyectos y tus más íntimos sueños, deseos y esperanzas. Imagina con fuerza, visualiza que lo solicitado ya lo lograste. Mírate feliz, radiante, con la cara al sol sintiendo el calor de sus rayos. Puedes tocar tus mejillas para comprobar que sí, que ahí estás, para recibir y dar las gracias por lo recibido.
En este momento eres tú integrándote con tu Creador, en el punto máximo del “Yo Soy”, en el aquí y el ahora. Y puedes lograr todo lo que quieras porque nadie te pone límites. Alza tus manos y júntalas, estírate, toca el Universo que es tuyo, que está ahí, a tu alcance…. Tú eres, tú puedes, no permitas que nadie te diga lo contrario ni se interponga en tu camino, alcanza y toma lo que te pertenece por derecho Divino.
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