viernes, 11 de julio de 2014

Oración a San Miguel arcángel para prosperidad, amor y protección en el hogar

San Miguel arcángel, caballero angélico de María, ilumínanos.
 san Miguel guerrero del Padre, defiéndenos.
 san Miguel escudero del Hijo, guíanos.
 san Miguel camino recto de los Santos,
vela por mi familia y eleva mi oración al Señor.
Divino Arcángel Miguel:
Gran Príncipe del Cielo y vencedor de Lucifer
te amamos y te damos la bienvenida,
a ti y a tus ángeles,
dentro de nuestro hogar y de nuestro corazón,
toma posesión de esta morada que humildemente te ofrezco
purifícalo con tu poderosa presencia
y haz que tu fe nos inspire siempre.

Que tu divina luz sea como un potente escudo de protección
alrededor de esta casa y de todos los que vivimos en ella,
conviértelo en un hogar digno donde reine el amor,
en un hogar donde no falte el trabajo y la educación
para que nuestro porvenir sea venturoso y dichoso.
Toma en tus manos nuestro destino
y condúcenos amorosamente hacia Dios.
Como fiel devoto tuyo y confiando en tu bondad te pido: 
límpianos de envidias, rencores y  venganzas,
aléjanos de hechicerías, maleficios y otras magias,
asístenos en los malos momentos,
protégenos de males, dolores y enfermedades,
 socórrenos en las angustias y necesidades,
presérvanos de la ruina, la pobreza y la estrechez.

San Miguel, nobilísimo Príncipe de los Cielos,
ruega e intercede por nosotros ante Dios Padre,
ante Dios Hijo, ante Dios Espíritu Santo,
un solo Dios en Trinidad
y ante la Santísima Virgen María,
a quienes amamos, adoramos y damos gracias,
para que nos escuchen y atiendan en nuestras dificultades,
en especial solicítales que nos concedan:

(pedir lo que se quiere conseguir).
Bienaventurado San Miguel Arcángel,
sé nuestro guardián y custodio
en todas las batallas espirituales y materiales; 
abre nuestros caminos a la prosperidad,
inunda nuestras vidas de caridad, humildad y paciencia,
llena nuestros hogares de amor y comprensión
y que tu santa protección nos acompañe de día y de noche.
Defiéndenos del enemigo del alma y sus agentes del mal.
Guíanos por el buen sendero.
Líbranos de ofender a Dios,
y en la hora de la muerte,
tómanos de la mano y llévanos contigo
a la gloria del Padre Eterno.
Amén.
Rezar el Credo y la Salve.

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