martes, 17 de noviembre de 2015

Plegaria poderosa a San Miguel Arcángel contra todo mal de enemigos y sus maldades

¡Oh glorioso arcángel San Miguel!
el más próximo a la Divinidad
y el más poderoso defensor celestial,
símbolo de la lucha y la victoria sobre el mal,
arcángel puro y perfecto,
haz que permanezcamos fuertes ante la adversidad,
para que sepamos encontrar nuestra luz interior,
guíanos y protégenos en nuestros caminos
y con tu virtud ampáranos todos los días de nuestra vida...

Te rogamos nos ayudes:

En unión con los Serafines
obtennos la gracia de abandonar el pecado
e inflama en nuestros corazones el Santo Amor de Dios.

En unión con los Querubines
defiéndenos de los asaltos, de las sugestiones,
incitaciones y tentaciones del enemigo
y derrama en nuestras almas el espíritu de la Humildad.

En unión con los Tronos
nunca permitas que seamos oprimidos y esclavizados
por los espíritus del mal,
por tiranías, abusos e injusticias,
por hechicerías y brujerías,
y concédenos la gracia de dominar nuestros sentidos
y corregirnos de nuestros malos hábitos.

En unión con las Dominaciones
protege nuestra fe y danos sabiduría y prudencia.

En unión con los Poderes atiende nuestras necesidades
y concedernos una actitud generosa
para dedicarnos al servicio de los demás.

En unión con las Virtudes libéranos de nuestros adversarios,
de los falsos testimonios, de las malas lenguas,
de las humillaciones y vejaciones,
de las envidias, intrigas y rencores,
de los celos y los malos tratos,
de los agresores y violentos, de los depravados y viciosos,
de las desdichas y desgracias…
y de todo mal que el enemigo utilice
para herirnos y atormentarnos.

En unión con los Principados
concédenos el deseo tenaz de liberarnos,
tanto a nuestras familias,
como a todos los que nos rodean y a nosotros mismos,
de enfermedades corporales y mentales
 y sobre todo espirituales.

En unión con los Arcángeles haz que el Señor nos ayude
a ser testimonios vivos de Cristo,
llevando una vida pura, llena de gozo en el Amor Divino
y que seamos capaces de transmitirla,
mediante nuestros, actos a los demás.

En unión con los Ángeles protégenos durante esta vida,
asístenos en nuestra agonía
y condúcenos inmediatamente al cielo
para compartir con ellos
la contemplación de la Gloria Eterna de Dios.

Así sea.

Hacer la petición.

Rezar el Credo,
tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias.
 

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